No hay hogar que se precie que no disponga de varios juegos de toallas para luego, sin embargo, usar siempre los mismos, casualmente los más viejos, debido a que los demás juegos de toallas no secan bien. Y es que es bastante frustrante intentar secarse con una toalla que, más que secar, reparte la humedad.
En realidad, normalmente la causa de que la toalla no seque bien está en nuestro hogar, en el momento del lavado.
a) Si la toalla está nueva, a estrenar, sumergidla en agua antes de usarla y dejadla secar bien. También es recomendable que no apliquéis suavizantes en los primeros lavados.
b) Si la toalla está usada, también puede ocurrir que una toalla que en principio secaba perfectamente haya empezado a perder absorción, y ahora no sólo seque regular tirando a mal, sino que posiblemente tampoco huela como debería. El motivo de esto es que hemos aplicado demasiado jabón y suavizante en los lavados previos, que no provoca que se laven mejor y queden más suaves, sino que, por el contrario, el exceso de producto se queda atrapado entre las fibras que conforman la toalla, hasta que finalmente provocan esos característicos malos olores cuando están húmedas. Para solucionarlo, aplicadle un ciclo completo de lavado añadiendo 1/2 taza de bicarbonato o 1 taza de vinagre al bombo de la lavadora.
Para casos muy extremos, podéis hacer dos ciclos de lavado, uno aplicando el bicarbonato y otro aplicando el vinagre. Luego, dejad secar totalmente y la toalla habrá recuperado su capacidad de absorción y perdido ese mal olor.
Cómo último apunte, no es necesario lavar las toallas después de cada uso, pero sí que es muy importante dejarlas secar muy bien entre un uso y otro. La humedad sólo consigue estropearlas y favorece la aparición del moho.
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