Qué bonitas son las prendas blancas: camisas, vestidos, ropa de cama... ¿quién no tiene algo blanco? Además, es un color muy apropiado por el verano porque refleja los rayos del sol, por eso nos sentimos más frescos cuando vestimos prendas de este color. Eso sí, el blanco tiene un pequeño defecto, y es que tiende a perder esa preciosa blancura, y a amarillear o oscurecerse con el tiempo.
¡Pero hay solución más allá de la lejía! aquí tenéis varias opciones para devolverle al blanco su blancura y no poder en riesgo la prenda con el abuso de la lejía.
- Si vais a poner una lavadora de ropa blanca y queréis reforzar el blanco, añadir al detergente el zumo de dos limones y un puñado de sal.
- Otra alternativa, muy válida para las camisas y otras prendas similares, es introducirlas en un barreño con agua y un poquito de amoniaco previamente a su lavado. Dejadlas en remojo durante 5 minutos y ¡a la lavadora!
- En el caso de las mantelerías de hilo y las prendas antiguas, que suelen adquirir manchas amarillentas con el paso del tiempo, no apliquéis lejía. Eso sólo conseguiría estropear más la prenda y amarillearla del todo. En esto casos, lo que debéis hacer es preparar un barreño con leche y sumergir las prendas afectadas.
- El bicarbonato de sodio, tan usado para los remedios caseros, es nuevamente un gran aliado para recuperar la blancura. Solo hay que introducir media taza de bicarbonato junto al detergente. También se pueden poner en remojo las prendas y añadir el bicarbonato en este paso. Luego, se lava con normalidad.
- Otro clásico de los trucos caseros es el vinagre blanco. Si añades al detergente una taza de vinagre blanco y dos cucharas de bicarbonato, ¡veréis que resultados!
Una vez lavadas las prendas, recordad tender al sol (lo que tradicionalmente se denomina "solear la ropa"). Los rayos de sol se encargarán de potenciar aún más la blancura de la ropa.
Ahora no tenéis excusas. ¡Como veis, lucir prendas con un blanco radiante es bien sencillo!
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